Esto es completamente injusto.
Por Albeiro Ramírez
No entiendo por qué Peña fue escogido como el Empleado del Mes. Pensé que yo tenía ganado eso. He sido responsable, compañerista, y siempre he estado dispuesto a ayudar en los problemas de la empresa. Pero ahora siento que las cosas no son iguales, tantos esfuerzos para nada.
No es necesario mencionar que mi cubículo es el más ordenado de mi sección, con todas las cosas siempre donde tienen que ir. Además soy el único que sabe el lugar exacto de todas las ordenes de compra y los recibos de caja menor. ¿Acaso Peña sabe lo qué es un recibo de caja menor? Por supuesto que no. En absoluto. Además cualquier desprevenido que tenga la mala suerte de pasar por su cubículo tendrá la desagradable sorpresa de encontrarse con un reguero de papeles por todo lado, lápices, migajas de borrador; y si tiene suerte, saldrá de ahí sin la picadura de algún bicho.
Ahora bien, quién es el más alegre de la empresa. Yo, por supuesto. Cuándo se ha visto a Peña organizando un cumpleaños, una salida, un almuerzo. Nunca. Quién fue el que tuvo que pasearse puesto por puesto recogiendo los cinco mil pesos para la recocha de despedida de Marinita. Pues yo, obviamente. Siempre soy el que está pendiente de esas cosas. Peña es muy desprendido. A él no le importa lo que pase con los demás.
Pero como les dije antes, me estoy cansando de todo esto. Tanto amor por esta empresa, siempre pendiente de nuestras obligaciones corporativas, siempre al tanto de cada detalle de nuestros compañeros. Todo para que me paguen así: premiando la indiferencia. Dándole al señor no-me-interesa-nada-y-no-levanto-la-cabeza-de-mi-computador Peña el premio al Empleado del Mes. Qué rabia.
La última vez que pase por recursos humanos Glorita me contó que Peña todavía le debía la plata aquella del taxi. Ustedes creen que alguien que deba plata a otro compañero deba ser escogido como el Empleado del Mes. No, ¿cierto?.
Pero bueno, así me sienta triste no quiero dejar pasar esta oportunidad para decirles lo que va a pasar conmigo. Todo va a cambiar. Usaré mi carisma - que sé que lo tengo - y me iré a la carga para recuperar lo que merezco. Yo sé que no es fácil. Tendré que mover mis fichas, estaré pendiente de cada movimiento... con los jefes, con los de ventas -los de allá me odian-. Ya verán todos ustedes, esta vez Peña no me la gana. Suerte y pulso.
No es necesario mencionar que mi cubículo es el más ordenado de mi sección, con todas las cosas siempre donde tienen que ir. Además soy el único que sabe el lugar exacto de todas las ordenes de compra y los recibos de caja menor. ¿Acaso Peña sabe lo qué es un recibo de caja menor? Por supuesto que no. En absoluto. Además cualquier desprevenido que tenga la mala suerte de pasar por su cubículo tendrá la desagradable sorpresa de encontrarse con un reguero de papeles por todo lado, lápices, migajas de borrador; y si tiene suerte, saldrá de ahí sin la picadura de algún bicho.
Ahora bien, quién es el más alegre de la empresa. Yo, por supuesto. Cuándo se ha visto a Peña organizando un cumpleaños, una salida, un almuerzo. Nunca. Quién fue el que tuvo que pasearse puesto por puesto recogiendo los cinco mil pesos para la recocha de despedida de Marinita. Pues yo, obviamente. Siempre soy el que está pendiente de esas cosas. Peña es muy desprendido. A él no le importa lo que pase con los demás.
Pero como les dije antes, me estoy cansando de todo esto. Tanto amor por esta empresa, siempre pendiente de nuestras obligaciones corporativas, siempre al tanto de cada detalle de nuestros compañeros. Todo para que me paguen así: premiando la indiferencia. Dándole al señor no-me-interesa-nada-y-no-levanto-la-cabeza-de-mi-computador Peña el premio al Empleado del Mes. Qué rabia.
La última vez que pase por recursos humanos Glorita me contó que Peña todavía le debía la plata aquella del taxi. Ustedes creen que alguien que deba plata a otro compañero deba ser escogido como el Empleado del Mes. No, ¿cierto?.
Pero bueno, así me sienta triste no quiero dejar pasar esta oportunidad para decirles lo que va a pasar conmigo. Todo va a cambiar. Usaré mi carisma - que sé que lo tengo - y me iré a la carga para recuperar lo que merezco. Yo sé que no es fácil. Tendré que mover mis fichas, estaré pendiente de cada movimiento... con los jefes, con los de ventas -los de allá me odian-. Ya verán todos ustedes, esta vez Peña no me la gana. Suerte y pulso.
0 comments:
Publicar un comentario